Cuento del mes

17.05.2023

LOS ERIZOS

Daniela Rostkier

Eric andaba lento por debajo del agua, cuando se encontró frente a frente con su novia.

—Hola mi amada Eris ¿Cómo estás? — le coqueteó.

Ella solo emitió— un hum— y dio vuelta la cara.

—Te veo muy hermosa ¿Has perdido pinchos?

—No pienso charlar contigo, sé a lo que vienes y no estoy de ánimos.

—Vamos, hace tiempo que no tenemos intimidad, estoy en abstinencia a punto de explotar.

—Conoces muy bien los peligros de tener sexo. Los dos tenemos pinchos filosos, es incomodísimo realizarlo, nunca nos ponemos de acuerdo, hemos leído detalladamente el Acuasutra e intentado todas las posiciones, pero siempre terminamos lastimándonos, aparte en este ambiente acuoso tu simiente se va flotando por ahí como si fuera espuma y nada más…

—Lustré mis espinas como a ti tanto te gustan— y la observó con picardía.

—Te quedaron muy lindas, pero no estoy con ganas, la última vez casi me rompes uno de mis siliconados senos.

—Esos implantes te los pagué yo con el Doctor Pulpo, fueron muy costosos y para peor, mientras te los colocaba, sus tentáculos se deslizaban por todo tu cuerpo.

—¿Vos me lo venís a reprochar? Vos que te lo agrandaste para que todas las mujeres te presten atención, y no sólo las de nuestra especie, sino tambien de "otras"

—¿No sé de qué me hablás? — Le respondió Eric sorprendido.

—Mirá, no te hagas el desentendido, te vieron coqueteando con Clotilde, esa caballito de mar presumida que a todos enloquece, sé que en realidad te puliste las púas para que ella te prestara atención.

—Son calumnias, te lo juro son calumnias de seres que estan celosos de nuestro noviazgo.

—¿A sí? ¿Recuerdas cuando me propusiste salir a la costa para poder realizar el acto amoroso? Ibamos flotando en la superficie, una luz dorada entibiaba nuestros caparazones y te encontraste con una gigante con dos globos de mar enormes, te echaste panza arriba, y ella te hizo cosquillas en la parte blanda, parecías gelatina.

—Podría haberme hecho daño, por eso me hice el muerto ¿No recuerdas lo que nos enseñaron en la escuela?…

— Ya lo sé, pero tu cosita se empezó a levantar.

—¡Por favor Eris!, ¡soy un animal!, ¡no puedo evitarlo!…

—¡Basta! Mi madre tenía razón, nunca debí relacionarme contigo, además tus pinchos no son muy lindos ni brillantes en cambio los de Erasmo…— y suspiró.

—Otra vez ese maldito erizo…¡anadiplosis!, ¡epanadiplosis!, ¡onomatopeya!

—No me vengas a insultar, soy una dama.

— Me voy, tengo mejores cosas que hacer que perder el tiempo con una erizo tan pretenciosa como tú.

—Sí, ve a embarazar a otras que es más fácil que estar conmigo.

—¡Qué!, ¡Yo no embaracé a nadie! — y regresó enojado.

—Claro que sí, hay unas cuántas exigiéndote la paternidad, estoy ansiosa por ver las mezclas que nazcan.

—No estuve con nadie, únicamente contigo, ¿Quién afirma semejante aberración?

—Veamos, una estrella de mar llamada Patricia, una tal Roberta Esponja, una tal Dory…

—No es cierto, no es cierto, que me hagan prueba de ADN y verás que es mentira, esa pez azul Dory ni siquiera se acuerda de su nombre…

— ¿Cómo sabes que es un pez si ni siquiera te revelé su tipo? Mejor vete estoy cansada— y se dirigió a su roca.

—De acuerdo, pero recuerda que te amo y lo eres todo para mí.

—Sí, sí vete con las tuyas— le contestó sin darle importancia.

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